¿Cuándo inicia la Maternidad?
- Valentina Chávarri
- 12 abr 2021
- 2 Min. de lectura

Pregunta controversial, que tiene muchas aristas, posibilidades y miradas, desde las diferentes disciplinas.
Muchos pensamos que nos convertimos en madres/padres cuando tenemos un test positivo de embarazo que nos da la noticia. O incluso, podemos pensar que los latidos en una ecografía ya nos ubican, con certeza, bajo el rótulo mencionado. Pero la propuesta es reflexionar sobre esta pregunta; y quizás podemos plantearnos que nos lleva un poco más atrás. El hecho de comenzar a desear un hijo/a, pone a quien lo piensa, en el inicio del camino. Este camino puede generar, al mismo tiempo -si, justo en un sentido contrario, como tironeando- alegría, esperanza, ilusión y, ansiedad e incertidumbre. Viene todo de la mano. Probablemente, pocas veces antes fuimos testigos de lo que realmente puede significar la ambivalencia en la vida hasta que nos enfrentamos a algo así.
Plantearnos desde aquí las cosas permite visibilizar todo el gran proceso que es el del camino de concebir; tanto si es de manera natural como si requiere de asistencia de la medicina. Damos por hecho que quién desea un hijo, lo tendrá en sus brazos y no nos preguntamos por el camino, las dificultades y las propias experiencias que surgen o reencontramos en este camino. En Chile, entre un 8 y un 11% de las parejas presentan problemas de infertilidad (entendido como una condición del Sistema Reproductivo que se traduce en la incapacidad para lograr un embarazo luego de 12 meses o más de relaciones sexuales no protegidas). Y para qué hablar del porcentaje que puede acceder a tratamientos indicados. Esta es una situación que puede instalar un gran stress emocional en la pareja.
El acento, en esta oportunidad, quisiera ponerlo entonces en la reflexión sobre el proceso de convertirnos en madres/padres. Es un camino que nos hace enfrentar las más diversas e inimaginadas situaciones. Lo importante, sería poder tomar consciencia de que nos llenamos rápidamente de expectativas e ilusiones relacionadas con nuestras experiencias, cuando nos encontramos en el momento de desear e imaginar un hijo/a. Nos lleva por lo tanto, a terrenos profundos, que remueven nuestra historia e identidad.
Sin saberlo podemos levantar enormes ilusiones, ideas y expectativas, proceso que es normal, e incluso sano, porque es la forma en que empezamos a hacer un espacio en nuestra mente y en nuestra vida emocional a quién va llegando. Lo cierto es que vamos conociendo mejor esos aspectos cuando la realidad confirma, o desconfirma, lo fantaseado. Tomar consciencia de estos procesos permite que podamos estar mejor preparados ante lo incierto que puede ser el camino de la gestación. Apropiarnos y conocer la historia que nos constituye, puede ayudar a entender mejor qué vamos a esperar de nuestra herencia; cuáles son nuestras ilusiones y temores. Y, por ende, cómo enfrentarlos mejor.
La maternidad, iniciaría entonces,mucho antes de concebir físicamente un embrión; es ya cuando lo empezamos a desear e imaginar, que lo vamos gestando dentro de nosotros.





Comentarios